Vuelve el Frigorífico de Gorina
Se trata de un primer paso hacia la reactivación de uno de los establecimientos frigoríficos más importantes de la región, aunque el panorama dista de ser alentador para sus trabajadores. El incendio ocurrido en febrero no solo destruyó una parte clave del predio, sino que generó una fuerte crisis laboral que todavía no encuentra resolución. […]
Se trata de un primer paso hacia la reactivación de uno de los establecimientos frigoríficos más importantes de la región, aunque el panorama dista de ser alentador para sus trabajadores. El incendio ocurrido en febrero no solo destruyó una parte clave del predio, sino que generó una fuerte crisis laboral que todavía no encuentra resolución.
Un reinicio parcial en medio del conflicto
Si bien una parte del sector productivo logró recomenzar su actividad, gran parte del frigorífico sigue sin operar con normalidad. La reapertura de la carnicería representa un avance en términos comerciales, pero poco cambia en cuanto a las condiciones de los trabajadores, que desde el inicio del siniestro denuncian cesantías, traslados forzosos y condiciones laborales precarias.
Varios operarios fueron derivados al frigorífico Ciaber, en Bernal, y al Guaicos, en Barracas. Estos destinos, alejados decenas de kilómetros de La Plata, implicaron para muchos una logística insostenible: extensos tiempos de viaje, jornadas que llegaron a durar hasta 16 horas y sueldos que no contemplaban las horas de traslado. Según denuncian, en algunos casos solo se pagaban seis horas, lo que obligó a varios a renunciar.
Otros trabajadores permanecen activos en condiciones mínimas dentro del predio de Gorina, donde apenas una parte del área productiva fue restituida. Quienes cuentan con mayor antigüedad fueron reubicados, mientras que los más jóvenes o recién incorporados siguen en un limbo laboral, sin garantías de continuidad.
El incendio que paralizó a una empresa clave
El siniestro tuvo lugar el 17 de febrero, cerca de las 18:45. Las llamas arrasaron con gran parte de las instalaciones del frigorífico, obligando a evacuar a cientos de empleados. El combate contra el fuego se extendió por más de 24 horas y, aunque no se registraron víctimas, las columnas de humo generaron alarma en la zona y visibilizaron la magnitud del daño.
El Frigorífico Gorina es uno de los principales empleadores del cordón productivo de La Plata y su parálisis tuvo impacto tanto económico como social. La reapertura de su carnicería marca un paso simbólico, pero también expone la fragilidad de una estructura que aún está lejos de recuperar su ritmo habitual.
En busca de una respuesta estructural
Mientras las autoridades empresariales avanzan con la recuperación edilicia y operativa, los trabajadores siguen esperando definiciones claras sobre su futuro. En un contexto de fuerte ajuste económico y con escasa presencia estatal en el conflicto, las soluciones parecen depender más del esfuerzo individual de cada empleado que de una estrategia integral de reconstrucción laboral.
Para los vecinos de Gorina y alrededores, la vuelta de la carnicería puede ser una buena noticia desde el consumo, pero para quienes sostienen la producción, el panorama todavía está lleno de sombras.
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